
Grito de ¡Libertad!
El pasado sábado,23 de julio, recibimos en San Telmo a la Marcha Popular Indignada de Gran Canaria. Tras dar la bienvenida, y antes de seguir todos juntos el camino hasta la plaza de La Feria, tuvo lugar un acto reivindicativo en memoria de todos aquellos que sufrieron directa o indirectamente el brutal ataque de las fuerzas de seguridad la madrugada del 3 al 4 de julio y que condujo, sin previo aviso, al desalojo de la Acampada de San Telmo.
Reproducimos a continuación el texto leído en contra de la violencia. Al terminar su lectura hubo 5 minutos de silencio que concluyeron con el Grito de expresión: ¡Libertad! y que dio inicio a una performance de lo acontecido aquella noche. El acto contó también con una exposición fotográfica. El texto es el siguiente:
“Desde la asamblea de San Telmo queremos aprovechar para reflexionar sobre los hechos acontecidos hace un par de semanas. Ya sabemos todos que la acampada fue desalojada, el daño que nos causaron, y que nos trataron sin respeto.
Vinieron a las 3 de la mañana, cuando nadie podía ver. Nos levantaron de la cama a golpe de insultos como ”gandules y perro flautas”. Intentamos evitar que se llevaran nuestras cosas sentándonos encima de ellas y acostándonos frente a los camiones. No hicieron casoni a los gritos desesperados ni a los ruegos. No estaban identificados, ni se dejaban identificar, ignoraban a nuestros compañeros cuando les preguntaban por la orden que tenían para desalojarnos.
Nos dejaron con 20 heridos, 8 partes de lesiones y más de una lágrima por nuestros compañeros. Nos dejaron con 6 denuncias interpuestas a la policía. Sin contar con el detenido aquella noche y con la compañera, menor de edad, apaleada que aún vomita sangre incluso después de su ingreso en el hospital.
Después de la brutal carga policial y la respuesta de las autoridades, queremos denunciar lo siguiente:
Que los servicios de limpieza se llevaron pertenencias personales de los acampados al bolsillo.
Que la policía acorraló a al menos un compañero para pegarle sin que nadie pudiera verlo.
Que nos ocultaron dónde estaba nuestro compañero detenido, nos mintieron incluso cuando estábamos en la puerta de la comisaría y nos mintió el mismísimo Comisario Jefe por teléfono.
Que al día siguiente nuestro Excelentísimo Alcalde Cardona, ese que es responsable del bienestar de las personas que viven en esta ciudad, también nos mintió. Mintió cuando dijo que ”a los indignados se les había dado 45 minutos para recoger sus pertenencias”. Mintió cuando aseguró que el desalojo no fue violento. Mintió, y quedo en evidencia, cuando se atrevió a decir que los golpes de los acampados se los habían hecho ellos mismos.
Pero, hay algo en la reflexión de todo lo ocurrido que sólo el tiempo puede darnos.
Y es que después de tantas mentiras nos atrevemos a EXIGIR, como ciudadanos indignados o no, que las autoridades respondan como deben. Que asuman la responsabilidad política, jurídica y moral que nos pertenece. Que no se olviden de que existe una declaración universal de derechos humanos que nos ampara y que no estamos dispuestos a tolerar más incompetencia policial y política.
Exigimos al Señor Cardona, después de sus declaraciones y de su intervención en el club La provincia, que comience a plantearse cómo contrastar información de una manera más eficiente, porque la voz de los ciudadanos tiene el mismo valor vestida de indignado o vestida de azul, con placa o sin placa, duerma en la calle o en ciudad jardín, con rasta o con corbata, lleve flauta o toque el violín.
Hoy que estamos todos aquí, pedimos al resto de indignados que condene cualquier acto de violencia, especialmente cuando esos actos están escudados en las autoridades de la ley. Somos personas pacíficas y reivindicativas y este movimiento no se ve representado por las porras, sino las palabras. Y no nos cansaremos de decir que esta, mi voz, nuestra voz y la del pueblo SON NUESTRAS ARMAS.
Se llevaron el material sin darnos tiempo a recogerlo.
Se llevaron las pertenencias personales, incluso las pertenencias de quien no tenía nada más que lo puesto y lo que aquí guardaba.
Se llevaron cuatro camiones y sólo uno llegó a Comisaría.
Se llevaron a un compañero a la comisaría.
Y se llevaron a algún otro al hospital…
Pero, viéndonos a todos aquí hoy, unidos por una misma causa…nos damos cuenta de que lo más importante no se lo han podido llevar. Lo más importante es que seguimos tomando las calles y las plazas, seguimos aumentando el volumen de nuestras voces, seguimos y seguiremos luchando. Porque nuestro coraje no lo matarán las porras. Porque nuestra dignidad no cabe en un camión de la limpieza. Porque mientras esperamos respuesta a nuestras exigencias nosotros seguiremos marchando hacia nuestros objetivos. Porque somos muchos y porque somos más.”